El pasado domingo 3 de julio se celebró el Día Internacional sin Bolsas de Plástico con el fin de atraer atención a la problemática de contaminación que afecta nuestro planeta. En el marco de esta fecha, nos preguntamos: ¿Cómo apareció en nuestro uso diario?
El plástico llegó a nuestras vidas en los años 50 como una sustancia milagrosa, barata, ligera y que podía “tirarse” después de su uso. Sin embargo, las ventajas que ofrecía el plástico dieron lugar a una cultura de “usar y tirar” que pronto reveló su lado oscuro…
Las bolsas de plástico y los envoltorios de alimentos, por ejemplo, se utilizan durante apenas unos minutos o unas horas como máximo, pero pueden persistir en el medio ambiente durante cientos de años descomponiéndose en pequeños trozos llamados microplásticos.
Contrario a lo que muchos promocionan la solución NO es el reciclaje, si bien es algo que todos deberíamos hacer, nuestra meta debería ser la reducción de consumo y producción de este tipo de contaminantes. El consumo desmesurado de este elemento, nos ha llevado a una vida pensada en usar y desechar sin ponernos a pensar en dónde termina este elemento tan contaminante.
La llegada del plástico…
Esta portada del año 1955 nos muestra cómo se percibía la llegada del plástico de un sólo uso a nuestras vidas: “la solución a tus problemas.”
La idea era: disminuye el tiempo que pasas lavando platos, ahora puedes usar y descartar. Todo sonaba perfecto excepto que, nadie pensó: ¿En dónde terminará todo este material?
Como ya hemos establecido, el plástico demora tanto en degradarse que es posible encontrar estos elementos aún contaminando nuestro medio ambiente incluso décadas después.
Entonces, ¿qué son los microplásticos?
Es muy sencillo olvidar que, después de usar las bolsas de plástico, éstas terminarán en alguna parte del mundo contaminando nuestro planeta. Resulta que el plástico no desaparece en realidad, se degrada en partículas de plástico menores a 5mm hasta tamaños tan pequeños que son imperceptibles.
Seguro te ha pasado que estabas en la playa y divisaste pequeños pedazos de colores ya sea en la arena o en el mar. Esto son los denominados “microplásticos”.
Al día de hoy se han encontrado en diferentes especies de fauna marina como peces, moluscos, aves, tortugas e, incluso la sal que usamos y, tanto el agua de grifo como la embotellada. Esto significa que ha entrado a nuestra cadena alimenticia y por tanto, es un problema aún mayor del que nos imaginábamos.
Esto parece un problema desalentador, pero este blog está hecho para que tomemos conciencia y comencemos a tomar acción hacia un estilo de vida más sostenible, no para quedarnos con las manos cruzadas. Entonces, ¿Cómo podemos ayudar en nuestra vida cotidiana?
- Lleva tu propia bolsa de la compra.
- Siempre que sea posible, compra los alimentos en grandes cantidades.
- Utiliza tejidos naturales.
- Lleva una botella de agua reutilizable.
- Rechaza las pajitas de plástico.
Recuerda que cada acción es importante cuando se trata de hacer una diferencia y generar un impacto positivo.
¿Qué se está haciendo alrededor del mundo? Algunos ejemplos…
Reino Unido
El Reino Unido ha tomado medidas importantes para hacer frente a la contaminación por plástico, prohibiendo los “microbeads” de productos de cuidado diario y restringiendo el suministro de plástico de un solo uso.
Además, el Palacio de Buckingham también se ha manifestado y, desde el 2018, la Reina Isabel II prohibió el plástico de un solo uso en todas las propiedades reales.
Perú
En nuestro país en el año 2018 se promulgó la Ley Nº 30884 que regula la fabricación, importación, distribución y consumo de plásticos de un solo uso (o descartables), como bolsas, cañitas, tecnopor, entre otros.
Esta ley fue resultado de un apoyo colectivo entre ciudadanos, organizaciones sin fines de lucro que abogan por temas ambientales, empresas y gobierno. Lo que nos demuestra que si nos unimos con un fin común, el cambio es posible.
Un nuevo desafío…
Con la llegada del COVID-19 nos enfrentamos a una nueva clase de contaminación. Seguro has ido caminando por la calle y te has encontrado con alguna mascarilla en el suelo o un guante. Esto, inequivocablemente, irá a parar en nuestros ríos u océanos, incluso si nos deshacemos de estos elementos de manera correcta ubicándolos en tachos de basura si nuestra ciudad no cuenta con una adecuada gestión de residuos es probable que esa misma mascarilla termine contaminando nuestro planeta.
Todo esto no lo comentamos con el ánimo de ser pesimistas sino todo lo contrario: necesitamos conocer las limitaciones con las que cuenta la ciudad que vivimos para poder exigir a nuestros gobernantes mejores decisiones y, asimismo, un mejor y adecuado uso de recursos.
Somos agentes de cambio desde que decidimos reciclar en casa, cuando exigimos un mejor cuidado de nuestro ambiente por parte de nuestros gobernantes, cuando nos involucramos en crear un presente y futuro mejor para las siguientes generaciones. Y tú, ¿eres agente de cambio?