Entre el azar y la obsesión

Ángelo Condermarín nos sumerge en el mundo de la ludopatía a través de una comedia vibrante y desenfrenada. Carolina, una mujer que se autodenomina “de negocios”, ha convertido el juego en las máquinas tragamonedas en su trabajo. Su obsesivo objetivo es ganar el premio mayor de 250 mil soles para saldar sus deudas y honrar la memoria de su madre fallecida. Para lograrlo, convence a Leonor, una trabajadora social que rescata ludópatas, y a otros personajes de su entorno, sumándolos a su arriesgado plan.

Bajo la dirección de Ernesto Barraza Eléspuru, la obra explora la ambición y la doble moral de sus personajes. Carolina no solo apuesta con dinero, sino también con la voluntad de quienes la rodean, desplegando una serie de estrategias para alcanzar el ansiado premio. Cada personaje se enfrenta a sus propios principios, dejando en evidencia las contradicciones humanas y el delgado límite entre la suerte y la estrategia.

Escribe
Juan Carrión

A través del humor, Tragafortuna nos enfrenta a una pregunta crucial: ¿hasta dónde estamos dispuestos a llegar por un sueño? La obra no solo provoca risas, sino que también nos invita a reflexionar sobre el peso de nuestras decisiones y el precio de la esperanza.

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Qué difícil es decir adiós

El montaje está bellamente matizado por momentos en donde las luces cumplen un rol fundamental a la hora de generar diversas atmósferas, ya que la historia plantea muchos escenarios y la directora lo supo resolver con gran maestría.