Ha llegado un inspector es una obra teatral que narra la aparición repentina del inspector Goole en la fiesta privada de la familia Birling, evento realizado con el fin de celebrar el compromiso entre Gerald Croft y Sheila Birling. La alegría del convivio se halla interrumpida por Goole, el cual empieza a realizar preguntas relacionadas a un suicidio. Es así como la trama comienza a discurrir desvelando el verdadero rostro de los involucrados. Una mujer con diferentes nombres ha finiquitado su vida ingiriendo un fuerte desinfectante, esta figura fémina –la cual nunca nos es mostrada– será usada por el inspector como recurso para desvelar las máscaras sociales.
Lo que se le muestra al espectador es la existencia escondida que tienen los hombres –en este caso la familia Birling– y la influencia directa e indirecta de nuestras acciones en la vida de los demás. Nuestra existencia no es solitaria, pues se encuentra acompañada, empujada y acogida por fuerzas producidas por el hombre. Los dos tipos de existencias (la enmascarada y la privada) de la familia Birling están hilvanadas, y hasta cierto punto someten, a la vida de Eva Smith o Daisy Renton.
Ahora bien, ¿quién realiza las preguntas en los álgidos interrogatorios? La puesta en escena muestra, en los momentos más desveladores, la espalda ancha del inspector la cual produce una sensación conjunta, pues es compartida con el espectador atento: la voz de Goole se vuelve nuestra. Empero, qué representa o qué es el inspector Goole, esta pregunta tendrá que ser respondida por los estimados asistentes.