Recorrer el Teatro Británico fue sumergirme en un mundo donde el arte se vive y se siente.
“¿Quién no ha sentido alguna vez que tiene que ocultar lo que siente? Rosalinda lo hizo… ¡pero disfrazándose de hombre!”
La obra Como te gusta (As You Like It) es una de las comedias pastoriles más encantadoras de William Shakespeare, escrita hacia 1599. En ella, el amor no es solo un sentimiento: es un laberinto de disfraces, un espejo que confunde y a la vez revela, un río que cambia de cauce según quién lo mire.
La trama nos conduce al bosque de Arden, un verdadero santuario del alma. Allí, los árboles se convierten en cómplices de los enamorados, el aire parece limpiar las heridas del exilio y cada sendero abre la posibilidad de reinventarse. Rosalinda, hija de un duque desterrado, y Orlando, un joven caballero marginado, se encuentran en este refugio donde la corteza de los árboles guarda poemas de amor y donde las máscaras permiten decir más verdad que el propio rostro.
En Como te gusta nada es lineal: los disfraces son llaves que abren puertas inesperadas, el amor aparece en mil formas (ingenuo, apasionado, burlón y filosófico); mientras que el humor se disfraza de ligereza para hablar de lo más profundo. Shakespeare convierte el bosque en un escenario universal donde cada espectador reconoce un fragmento de sí mismo, por eso, esta comedia no envejece. Porque, al fin y al cabo, todos somos un poco como Rosalinda: caminamos por la vida cambiando de máscaras, buscando entre enredos y silencios aquello que nos complete. Y como nos recuerda Shakespeare: “el mundo entero es un escenario, y lo que buscamos todos, disfrazados o no, es amar y ser amados… como nos guste.”
Con un escenario que se transforma en el mágico bosque de Arden y personajes que juegan a ocultar y revelar sus verdaderos sentimientos, Como te gusta (As You Like It) te envolverá en un viaje de humor, ingenio y ternura. Una trama llena de disfraces y giros inesperados, que no solo hará reír a carcajadas, sino también reflexionar sobre el amor y la libertad mucho después de que se cierre el telón.

Janeth Mendoza
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