Escribe Silvana Gomez
Y así puedo escribir lo que significó mirar esta obra teatral, que más allá de sus diferencias con una función habitual, sentirán que sigue viva esa esencia del teatro que es hacernos vivir textos, creando o reviviendo historias.
En lo particular, siento que mientras el poeta Cinna nos cuenta su dilema de qué escribir o qué ideas, de entre todo el caos en el que vivía, podrían aflorar para mantener viva la esencia de todo poeta, y quiero resaltar que no solo esa tarea esta reservada a poetas, sino a todos nosotros, porque estando llenos de tantas noticias, en un mundo globalizado es casi imposible escapar de ellas, nos contentamos con comentarlas, pero a la escritura la dejamos a un lado. Quizá lo primero que decimos para no realizarla es, “que no hay tiempo, pues”, o que “no nos serviría”, y que “ya hay gente dedicada a eso”, pero, y lo reafirmo porque también estaba en ese grupo en el que me llenaba de pendientes; sea en el trabajo, la universidad o el colegio, pero siempre me sentía incompleta, buscando qué me podía dar disfrute y lo encontré en el teatro, no por el cliché de tildarnos como “cultos”, sino por dejarnos sentir esos guiones, hacer un stop para continuar con una sonrisa para todo lo que venga por delante.
Como dije al inicio, a pesar de las alternativas que ahora tenemos, y que por supuesto, que no se van a ajustar al gusto de todos al inicio, démosle una oportunidad para tener nuevas experiencias, y valoremos el gran esfuerzo que ponen quienes se encuentran en este rubro. Y no quiero irme, sin antes decirles que esta obra mezcla los tiempos remotos de Julio Cesar, amado y odiado por muchos y pocos, la fragilidad que significa la democracia desde esos tiempos y lo que mas resalto son las ansias por seguir creando a pesar de todas las dificultades por las que tengamos que pasar.