Cinna, reflexiones de una sociedad

Escribe Nicole Lopez

Disfrutar de actividades culturales en tiempos de pandemia podría ser complicado, pero el Teatro Británico nos propone una nueva alternativa para no dejar de vivir esa experiencia. En esta ocasión, nos presenta Yo, Cinna (el poeta) de Tim Crouch que aborda las historias de algunos personajes secundarios de la novela trágica Julio César, escrita por William Shakespeare. Uno de ellos es Cinna, un poeta con un fatal destino por delante, pues lleva el mismo nombre de uno de los conspiradores del asesinato del dictador romano César.

Así se nos muestra una obra muy interesante e identificable para una audiencia como nosotros, sacudida por una crisis y confinada en sus hogares, al igual que Cinna, que se encuentra refugiado en casa y a la expectativa de lo que sucede afuera con la multitud.

Además de sentir una constante incertidumbre con cada acontecimiento que vamos siguiendo a través del celular del poeta, se nos pide esbozar algunas palabras que deriven de nuestro juicio y definan nuestro entorno y nos plantea una serie de preguntas a responder con lápiz y papel, que manifiesten nuestra postura y convicciones en determinadas circunstancias. Así, las palabras juegan como imágenes que capturan la realidad, las mismas que busca Cinna para retratar el caos de una república en decadencia.

Poco a poco nos enteramos de lo que va pasando en las calles, las protestas, la represión, y la violencia. El protagonista introduce el diálogo con una comparación entre unos signos ortográficos como los paréntesis y su ocupación como poeta, pues al desaparecer lo hacen sin alterar el estado de aquello que componían. En este caso, Cinna es parte una sociedad inmersa en muchas deficiencias estructurales que luego estallarán en una guerra civil, y sus palabras fueron carentes de propósito al no denunciar la tiranía, ni cuestionar las ideas.

Por ello, nos invita a reflexionar sobre nuestro papel en la sociedad, repasando los conceptos de democracia, igualdad y libertad. Nos plantea a considerar cómo nuestras palabras pueden contribuir a un cambio en las decisiones que tomamos como ciudadanos, cómo escoger a nuestros representantes, cómo unirnos y enfrentar un eventual abuso de poder.

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Y así puedo escribir lo que significó mirar esta obra teatral, que más allá de sus diferencias con una función habitual, sentirán que sigue viva esa esencia del teatro que es hacernos vivir textos, creando o reviviendo historias.

Mirar hacia arriba, como Cinna

Los poetas no se la pasan mirando el celular. Fue una de las frases que se me quedó grabada cuando miraba la obra. Es cierto. Un poeta siempre está cuestionando. Hasta en la cola que hace para comprar el pan o el pollo se le pueden venir una horda de ideas, entonces saca a sus mejores aliados: lápiz y papel.

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