Siempre debe de haber luz

Escribe Mauricio Figueroa Torres

Es tan natural tenerla cerca de nosotros que nos olvidamos de lo importante que es la luz. Nos acompaña a todos lados, hoy desde nuestros teléfonos y siempre con los rayos del sol. Significa vida, salud, incluso progreso; es la señal que ilumina el sendero para salir adelante. Es lo que permite a muchos levantarse y seguir trabajando por su familia y por ellos mismos.

En “El fuego que hemos construido”, Andrés, Gustavo, Alex y Cristóbal perdieron su luz. Lo que para el público era una simple tela que los dividía de los actores en escena, simboliza lo marginada y desconocida que era la vida de los personajes que encarnaban. Porque con el paso de las líneas y las discusiones entre los mismos, uno puede conocer los motivos que los ha llevado a conocerse en ese contenedor.

Descubrimos que solo las responsabilidades con las que deben cargar y los objetivos que desean cumplir son los que los mantiene de pie, para seguir esforzándose por un trabajo que se burla de sus deseos y anhelos. Su recompensa, un pequeño sueldo semanal, no representará jamás todo lo que han decidido sacrificar.

Esta obra nos pone frente a la realidad del mundo laboral. Sin importar las condiciones y privilegios, uno puede reflejarse en la vida de uno de estos cuatro jóvenes. Al salir del teatro, nos volvimos parte de un secreto a voces, que lamentablemente, nos seguirá acompañando por mucho tiempo. Solo nos queda ser conscientes que nunca, por ningún motivo, podemos dejar que nos apaguen nuestra luz.

Artículos relacionados

¿Ignorar o seguir luchando?

El fuego que hemos construido es una obra que expresa un mensaje de lucha contra la injusta realidad en la que viven la mayoría de trabajadores informales a lo largo del país.

Últimas publicaciones

¡Identidad, amor y libertad!

Shakespeare convierte el bosque en un escenario universal donde cada espectador reconoce un fragmento de sí mismo, por eso, esta comedia no envejece.

El arte que se siente

Subir al escenario y ver las marcas en el piso, testigos de tantas historias contadas, me hizo sentir la esencia viva del teatro y la pasión que envuelve cada función. 

Un vistazo íntimo al Teatro Británico

Estar ahí, sin público, nos recordó que el teatro sigue sus propias reglas y sus propios tiempos; por eso es tan especial. Después de esta experiencia, creo que no podré perderme esta obra ni ninguna otra que presente el Teatro Británico de ahora en adelante.  

Del aula al telón: mi experiencia como embajadora cultural

Más que un simple recorrido, significó un espacio de aprendizaje colectivo, donde descubrimos juntos que el idioma no es únicamente gramática o vocabulario, sino también historias, símbolos y tradiciones que enriquecen nuestra visión del mundo.