Un sábado más agregado a mi calendario, pero esta vez con algo diferente. Apagar las luces, colocarse los audífonos y empezar a sentir la emoción del teatro un poco más cerca. Las sensaciones atravesadas por una pantalla. De ese modo empieza la obra teatral 2084, inspirada en la novela “1984” de George Orwell, la cual nos incita a reflexionar sobre la tecnología que nos consume en la actualidad.
Esta crisis sanitaria nos obligó a sumergirnos en la tecnología. “Los libros no sirven, nos hacen dudar de nuestra realidad”, mencionaba Winston -personaje de la obra-. Hoy en día todo lo realizamos con el internet. Somos esclavos de una red wifi a la cual vivimos pegados, nos sentimos desconectados, desincronizados del mundo si es que no contamos con internet.
Sigue transcurriendo la obra y podemos observar cómo la hereje cuestiona todo lo que decían y todo lo que le rodeaba. Me puse a pensar: ¿algún día llegaremos a estar de ese modo?, al extremo de cuestionarnos si vivimos en la realidad o nos encontramos en una dimensión de códigos. Una realidad inventada, una realidad artificial.
Esta red es grande y avanza con la globalización. Hoy en día, la tecnología nos brinda mucho poder. Podemos investigar cualquier cosa, el internet te lo responderá. Para nuestros abuelos, la realidad de hoy sobre la tecnología, es algo que no se podían imaginar. Algo similar nos pasará cuando seamos ancianos, observaremos otra realidad que no nos imaginamos.
Esta obra nos permite imaginar un mundo globalizado, en el cual somos persuadidos de manera sigilosa. En la actualidad, no podemos imaginar un mundo sin internet. En algún punto de la vida el internet tomará el control de todo o, quizás, ya lo está tomando.