Adaptándome a la nueva normalidad, preparé mis bocadillos preferidos, apagué las luces y me dispuse en un lugar cómodo. Mientras comenzaba la función, me pregunté: ¿cómo se puede capturar la esencia del teatro en la virtualidad? No les mentiré, era incrédula y me alegra haberme equivocado.
Desde que comenzó la función me adentré en el mundo de Winnie y Willie, y como una espectadora más, comencé a reír, pensar y estar a tope con los sentimientos. Esta gran obra de Samuel Beckett, me pareció bastante peculiar e inusual debido a que muestra la ironía y el sarcasmo en la relación interpersonal que se tienen ambos protagonistas. La burla y el humor no hacen falta en este drama espectacular.
Por otra parte, la obra nos lleva a reflexionar y a pensar en nosotros mismos, en cómo estamos llevando nuestro día a día, si sólo dejamos pasar el rato o realmente lo estamos disfrutando. Esto nos deja llevar una parte de la obra hacia nosotros mismos, guardarlo en el corazón y en nuestras mentes.
Disfrutar de grandes actores peruanos como Norma Martinez y Roberto Ruiz, de un clásico teatral a cargo Alberto Isola, hizo que la experiencia se tornara mágica y agradable, transmitiendo todas las emociones posibles para que el público goce de un buen teatro a través de las cámaras.
La obra cae como anillo al dedo en estos días no tan dichosos por las cuales las relaciones interpersonales entre las familias no estén tan desarrollada como se esperaba. Es el momento para apartar un espacio para sí mismos y divertirse de la vida, de nosotros y de este gran espectáculo.
Y tú, ¿qué haces para tener un día feliz?