¿Existen días felices?

Escribe Esther Guarniz Pino

Días Felices, una obra en que se muestra la lucha del individuo hacia un tipo de amenaza. Winnie, un personaje cuya característica principal es su resignada felicidad. Cada acontecimiento que vive lo interpreta como si fuera un suceso maravillo, aunque no lo sea, todos sus días son “felices”. A lo largo de la obra, se puede observar como Winnie a pesar de estarse marchitando de a poco del aburrimiento y por el desdén de su esposo, Willie, encuentra la manera de convencerse de que está todo bien. El existencialismo humano es tan claro en esta obra que a veces abruma.

La interpretación de la actriz Norma Martínez, quien transmitió de una manera espectacular la angustia y la desesperación de Winnie para que todos los días sean felices, aunque no siempre lo sean, es destacable. El personaje se encuentra inmovilizado, pero pone todos sus esfuerzos para expresar lo que siente. De alguna manera, que el personaje esté enterrado e inmovilizado hace que nos centremos en su lenguaje y expresiones. El optimismo tan abrumador de Winnie se convierte en una reflexión de la condición humana, tan desesperados por escapar de nuestra realidad y del absurdo de la vida. La misma iluminación de la obra acompaña el estado de ánimo y un entorno específico para el personaje.

Días felices, una obra que me hizo pensar acerca de mi propia existencia en este mundo y el cómo damos por hecho las cosas. “Ni mejor ni peor, ningún otro cambio… Todo se repite, eso es lo maravilloso”, fragmento que me hizo reflexionar acerca de cómo estamos acostumbrados a la cotidianidad y no nos damos cuenta de qué estamos atrapados en esta.

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Transmitiendo emociones

Adaptándome a la nueva normalidad, preparé mis bocadillos preferidos, apagué las luces y me dispuse en un lugar cómodo.  Mientras comenzaba la función, me pregunté: ¿cómo se puede capturar la esencia del teatro en la virtualidad? No les mentiré, era incrédula y me alegra haberme equivocado.

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